"Te acostumbrarás" fué una comentario que me hicieron cuando compartía el dolor que me causaba dejar a mis pequeños niños en la guardería al cuidado de alguien más; alguien completamente ajeno y que claro está, nunca podría brindarles el amor y los cuidados que yo tendría para con ellos.
Ya han pasado 3 años desde que tuve que separarme de mi primogénito por cuestiones laborales y la verdad es que no me acostumbro. Me sigue doliendo día con día dejarlo a él y ahora a su hermanita y por si fuera poco, dentro de un par de meses esto se va a triplicar. Creo que tengo demasiado corazón de madre que simplemente no me puedo acostumbrar.
No, simplemente es algo a lo que no me puedo y no quiero acostumbrarme. Mientras más lo pienso más miedo me da habituarme a estar sin ellos, a dejar que otros los eduquen y los cuiden mientras yo tengo que trabajar. Y no, no estoy en contra de las mamis trabajadoras, yo soy una de las miles de mamis que salimos todos los días a trabajar buscando algo mejor para nuestras familias. Pero no por eso me debo de acostumbrar ¿o si?
He observado que para muchas mamis es lo más normal del mundo, para mi no lo es y creo que a la vista del que diseñó ese vínculo de amor llamado familia, tampoco... pero ya hablaré sobre eso en otro momento. Pero volviendo a este punto, no estoy en contra de las mamis trabajadoras, estoy en contra de las mamis que se acostumbran y se conforman a lo que otras personas les enseñan a nuestros pequeños. Estoy a favor de buscar algo mejor para ellos, pero ese "algo mejor" debe incluir una mejor educación como personas, algo que no siempre el colegio más caro va a proporcionar y que aunque así lo fuera, de nada servirá si en casa no se siembran y se viven y se cultivan las bases de amor, cuidado, respeto, verdadera educación moral.
Trabajar no significa dejar de ser mamá. Trabajar no es ceder nuestro rol. Trabajar no significa dejar de educar, de enseñar, de cuidar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario