Y de pronto coincides... coincides con personas por unos momentos, a veces, momentos eternos.
Coincides con gente que no esperabas y a los que esperabas a veces no llegan. A veces "re-coincides" y a veces quisieras "re-coincidir" (sí, palabra inventada por mi).
Un día estás en un lugar y crees que ahí te quedarás y de pronto, tienes que marcharte.
Y al final, de eso se trata, de ir y venir, de llegar y de retirarse, de coincidir por un tiempo y después partir aunque eso no signifique retirarse para siempre.
Y con esta bendita tecnología, a veces re-coincides sin esperarlo, sin buscarlo, sin desearlo.
Y al final, ¿cuántas de esas coincidencias son para siempre? ¿Cuántas de esas coincidencias ya ni siquiera recuerdas? ¿Cuántas de esas coincidencias quisieras olvidar, pero ahí se quedan?
Y mientras la vida siga, seguiremos coincidiendo... o re-coincidiendo...
sábado, 30 de mayo de 2015
viernes, 29 de mayo de 2015
cosas insignificantes
“¿A poco
oraste por eso? ¡No es para tanto amiga!” Hace poco me dijeron eso porque yo
andaba estresadísima por un proyecto que tenía que entregar en el trabajo. Una
simplicidad para muchos, una súper preocupación para mí y ¡claro que había
orado! Y de no haberlo hecho quizá no lo hubiera logrado.
¿Cuántas
veces pensamos: “es algo sin chiste”? o “no vale la pena molestar a Dios por
estas tonterías”. Ayer leía sobre un hombre que se preocupó por haber perdido
su hacha y cómo Dios obró para que ésta apareciera (la historia es real y está
en la Biblia)… ¡sí! ¡un hacha! Y así hubieran sido las llaves, un lápiz, los
lentes o cualquier otra cosa, Dios hubiera hecho la obra tan simple y
sencillamente porque para Él también era importante como lo fue para el hombre
que la había perdido.
No son
tonterías, cada aspecto de nuestra vida, por pequeño y absurdo que parezca, si
es importante para nosotros, también es importante para Dios. Cada cosa que
tenemos, cada cosa que encontramos o perdemos, cada cosa que nos pasa es
importante para Él. Bueno, ¡hasta la cantidad de nuestros cabellos conoce! (y
esto también está escrito en la Bliblia).
Ahora que
lo pienso bien, cada cosa que mis hijos hacen es importante para mí. Me
preocupa un rasponcito y me emociono con una nueva palabra o un “simple”
dibujo. Como Padre, Dios está al pendiente de mí y de mis “cosas
insignificantes”. ¿No es maravilloso? Entonces la próxima vez que pierdas las llaves... o la cabeza, no pienses que "no es para tanto", piensa que para Dios lo puede ser todo.
jueves, 28 de mayo de 2015
disciplina llena de amor
Cuántas veces hemos vivido tragedia tras tragedia y
pensamos “¿Por qué todo me pasa a mí?” “¿Por
qué Dios me castiga de esa manera?” Incluso nos dicen (y a veces escuchamos)
que nos debemos de hacer una “limpia” porque seguramente “alguien” nos hizo ojo
y por eso todo lo malo nos está pasando.
Hace un par de semanas vivimos un segundo choque en
menos de 10 días después de haber adquirido una nueva camioneta. Fue frustrante,
el primer choque aún sigue en verificación para ver si será cubierto por la
aseguradora y del segundo tenemos que pagar un deducible que no estaba
contemplado en nuestras, ya de por sí, amoladas finanzas.
Adicional a esto, nuestra pequeña de tan solo 10 meses
cayó en cama en 2 ocasiones diferentes y por si esto no fuera preocupante, un
tornado azotó la ciudad donde crecí y donde aún viven mis padres provocándome
una gran angustia. Y para cerrar con broche de oro, la lista de deudas se sigue
sumando y simplemente no encontramos la puerta.
Quizá para ti no es la gran cosa, para mí ha sido abrumador,
estresante, frustrante, molesto... y todo los sentimientos que vengan a tu
cabeza tras vivir tiempos como éstos. Seguramente ya sabes de lo que hablo.
Pero mientras todo esto pasaba, hubo un momento en el
que simplemente tuve que hacer un alto y reflexionar (¡y recomenzar!)… ya
escribí sobre esto pero lo menciono porque he aprendido, entre tantas cosas,
que no se trata de que alguien nos hizo ojo, más bien, yo diría que Alguien nos
echó el ojo y quiere llamar nuestra atención.
Esta semana leí tres pasajes en diferentes tiempos, diferentes
días, diferentes momentos y simplemente capturaron mi atención:
“¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios
les habló a ustedes como a hijos? Él dijo:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor
y no te des por vencido cuando te corrija.
Pues el Señor disciplina a los que ama
y castiga a todo el que recibe como hijo».
Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios
los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que
nunca fue disciplinado por su padre? Si Dios no los disciplina a ustedes como
lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus
hijos, sino ilegítimos.”
Hebreos
12:5-8
“Bienaventurado
el hombre a quien tú, JAH, corriges, Y en tu ley lo instruyes, Para hacerle
descansar en los días de aflicción…”
“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece
ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia
a los que en ella han sido ejercitados.”
¡Wow! Entonces no es mala suerte, no es un castigo,
¡es disciplina! Disciplina llena de amor. Ese Alguien que nos echó el ojo me quiere disciplinar (no
castigar) ¡porque me ama! porque soy importante para Él, porque no quiere que
me equivoque más, porque no quiere que siga caminando sin Él, sin su perfecta
dirección.
Parecerá absurdo, pero tras vivir todo esto, solo
puedo pensar: Alguien me ama y quiere enderezar mi camino así que no me queda
más que dar gracias por todas las “malas” cosas que he vivido. Porque a través
de todo esto estoy aprendiendo, estoy creciendo, estoy conociendo a mi Papá.
Así que la próxima vez que te pase “una tras otra”
detente un momento y piensa: ¿Qué me quiere enseñar Papá esta vez?
martes, 26 de mayo de 2015
un alto para comenzar
Y de pronto me doy cuenta que he pasado años enteros tratando de escribir una historia de vida perfecta cometiendo error tras error.
Capítulos incompletos, capítulos sin sentido, capítulos que han escrito una historia de caos.
En más de una ocasión quise hacer un alto y cambiar todo de la noche a la mañana pensando, como si fuera una dieta, "El lunes comienzo".
Y toda emoción y todas las ganas de cambiar el rumbo duraba cuestión de unas cuantas horas dejando nuevamente una gran frustración... ¡y más caos!
Y un día, sin pensarlo, sin planearlo, un par de golpes y ¡pum! ¡Alto! ¿Qué está pasando aqui? Algo no estaba bien, algo estaba fuera de control... ¡pero claro! mi vida entera ha sido golpe tras golpe, ¿qué me pasa? ¿en qué momento creí que tener el control del lápiz me hacía ver sabia, inteligente y perfecta?
¡Frena! ¡Frena! ¡Frena! Frena antes de que esto se convierta en una catástrofre. Antes de que la oscuridad se adueñe de mi vida y no pueda ver lo que quiero ver.
Sede el lápiz, no eres perfecta. Deja de controlar lo incontrolable. Deja de creer que los cambios ocurren de la noche a la mañana. No es magia, es un proceso. Vuelve a empezar, deja que alguien supremo empiece a escribir el resto de tu historia, el proceso de tu nueva vida comienza ahora.
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